Por primera vez se han podido estudiar cientos de galaxias cercanas –situadas a solo 250 millones de años luz de la Tierra– que permanecían ocultas por el material de la nuestra. El descubrimiento ha sido posible gracias a un innovador receptor del radiotelescopio Parkes de la organización CSIRO (Australia), capaz de observar a través de las estrellas y el polvo de la Vía Láctea en una región inexplorada del espacio.
El estudio, que publica esta semana el Astronomical Journal, arroja luz sobre una misteriosa anomalía gravitatoria conocida como el Gran Atractor, a veces denominado el Muro, una descomunal acumulación de materia galáctica que parece arrastrar a la Vía Láctea y cientos de miles de otras galaxias hacia él con una fuerza gravitacional equivalente a billones de soles.
Los científicos llevan tratando de aclarar qué es realmente el Gran Atractor desde que observaron grandes desviaciones en la expansión del universo en los años 70 y 80 del siglo pasado. El ‘tirón’ de este colosal muro no supera la fuerza de expansión de galaxias como la nuestra, pero sí puede afectar a sus movimientos.
"No entendemos realmente lo que está causando esta aceleración gravitacional en la Vía Láctea o de dónde viene," reconoce el autor principal, Lister Staveley-Smith, desde la Universidad de Australia Occidental, quien explica que ahora han encontrado 883 galaxias en el entorno de esa región, un tercio de los cuales nunca se habían visto antes.